
Cuando se llega a La Restinga, se debe pagar la entrada al parque y allí le esperan muchas lanchas para llevarlo en un paseo a través de los canales y manglares hasta la playa. Usted le indica al capitán de la lancha a qué hora desea que lo vaya a buscar a la playa.
Esta laguna tiene un amplio y muy hermoso paisaje. Lo cual la hace un lugar ideal para prolongadas caminatas en la orilla.
Los restaurantes le enseñan los platos con sus precios, así usted puede saber exactamente lo que quiere comer y cuánto le va a costar, sin necesidad de mirar en las mesas vecinas.
En La Restinga hay pocos vendedores ambulantes. Sin embargo, es posible que, por ejemplo, algún niño le ofrezca unos caracoles. También conseguirá los típicos collares de perlas.
Fuente: VenezuelaTuya.com
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