Cuando el turista prepara su viaje piensa en cuáles son
las especialidades culinarias del sitio elegido como destino turístico e indaga
sobre su cultura, costumbres, artesanías, música, entre otras perspectivas, o
como ocurre generalmente que eligió el destino porque ya sabe de su folklore,
pero sobre todo de su gastronomía.
La gastronomía tiene un gran valor en el desarrollo del
turismo. Tal vez el mayor descubrimiento que íntimamente mas desea el turista
es el de conocer el sabor de la cocina del país visitado.
Al regresar el turista a su país de origen siente como
especial orgullo o interés por referir a sus amistades los platos típicos que
saboreó y disfrutó; pareciera que cada quien fuera el primer humano de su
comarca que los conoce. Es común oír a un turista narrar la sabrosura de unos
" Spagueti al Alfredo" de Roma, las delicias de los vinos franceses,
lo agradable del bacalao en Portugal, lo alimenticio del "Consomé de
Chipichipi" en el oriente venezolano; lo regenerador de una "Pisca Andina";
la suavidad del "Queso Guayanés" y así sucesivamente.
Es que a través de
los platos de cada región, nos vamos internando en la vida y costumbres de sus
habitantes y es que en el fondo esto es lo que desea el turista.
Tanto el folklore como gastronomía dan fuerza en la
agenda del turista; el folklore le atrae, le divierte, lo acerca al acervo
cultural del sitio visitado y la comida le permite el hallazgo del placer que
produce lo nuevo, lo desconocido y lo delicioso.
La gastronomía y el folklore venezolanos son muy ricos;
tenemos deliciosos y apetitosos platos así como variados folklore. Ambos
identifican cada región del país y todas son sismología e identificación
nacional: un hallaca o el joropo "Alma llanera"
simbolizan a Venezuela como una arepa andina o un casabe oriental y un valse
andino o un tamunangue larense.
Fuente:
Venezuelatuya.com
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