martes, 12 de junio de 2012

La Santa Iglesia de los barceloneses

Con sus blancas paredes la iglesia de San Cristóbal o Catedral de Barcelona fue consagrada e inaugurada el 10 de octubre de 1773. El honor de su apertura le correspondió al obispo de la Diócesis de Puerto Rico Fray Manuel Jiménez Pérez quien para entonces era la primera autoridad religiosa el oriente venezolano y al párroco local el prelado Fernando Bastardo y Loaisa quien logró la culminación de la iglesia tras 35 años de construcción y la venia del obispo para que esta casa de Dios fuese la primera Iglesia de América en ser consagrada, lo cual implica el resguardo de parte de los restos y pertenencias originales de varios santos.
Y es que bajo el altar mayor del templo se enterró un relicario con un hueso de cada uno de los siete santos: San Severino, San Eustaquio, San Facundo, San Pedro Alcántara, San Pacífico, San Anastasio y San Pascual Bailón.
Posteriormente en 1777, el Obispo de Puerto Rico Manuel Jiménez Pérez, le trajo a la iglesia desde Roma los restos del mártir San Celestino, el cual fue uno de los principales actores de las cruzadas. Sus restos fueron colocados en un relicario barroco y ubicados en una pequeña capilla en el ala izquierda de la iglesia.
El mártir San Celestino ha sido venerado desde entonces por los habitantes de Barcelona y en 1960 fue proclamado Tercer Santo Patrono de Barcelona.
Arquitectónicamente la Catedral de Barcelona cubre un espacio rectangular de 47 metros de largo por 18 metros de ancho divididos en tres naves, 14 columnas y 18 arcos que sostiene el extenso techo.
Por su parte, la fachada actual se distingue por sus tres puertas, el ventanal del frontis y la torre de tres niveles con cúpula piramidal que resguardan seis campanas entre las que destacan las coloniales Nuestra Señora del Socorro, Santa Eulalia y Santa Gertrudis.
Fuente: Rincondelvago.com


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